Hotel Puerta America - Planta 7

Por lo que estamos leyendo muchos de nuestros lectores os tomáis en estos días unas, sin duda, merecidas vacaciones, esperamos que las disfrutéis. Nosotros vamos a seguir al pie del cañón, aunque eso sí, un poco mas tranquilos estas dos próximas semanas, en ellas iremos intercalando las entradas que nos quedan del Hotel Puerta America con alguna otra mas relajada de lo habitual.

Continuamos pues hoy con el proyecto que para la planta 7 del Hotel Puerta America llevó a cabo el arquitecto Ron Arad y que podríamos calificar como un “juego de formas sinuosas”.

Del trabajo de Ron Arad se ha dicho que tiene la energía de arte moderno. Él es una de las referencias ineludibles en el diseño actual. Sus ideas parecen inagotables y todas sus piezas se convierten en éxitos comerciales. Como profesor en el Royal Collage of Art, en Londres, ha enseñado e inspirado a muchos de los mejores diseñadores del momento.

En el Hotel Puerta América ha proyectado un espacio sinuoso, con todo lujo de detalles. Las formas redondeadas y sinuosas de Arad se adivinan ya en el lobby, donde nos da la bienvenida un sofá circular hecho con fibra de vidrio reflectante, espuma y Alcantara en gris antracita diseñado por el propio Arad. En las paredes aparecen unas grandes pantallas de LCD, donde entre otras se ofrecen imágenes del interior de los ascensores – Big Brother is watching you -, y el pavimento de resina elástica, que nos sumerge en un espacio blando y flexible.

La habitación desarrolla el prototipo que Arad presentara en la muestra Grand Hotel Salone en Milan. Ron Arad plantea un concepto de habitación en el que mandan las formas bulbosas y redondeadas propias de su manera de diseñar. En realidad, está planteada como un gran mueble, un objeto habitable.

Todo se reduce a una estructura sinuosa en Hi Macs, una pared curva y continua de color blanco en algunas habitaciones y un rojo intenso en otras, que hace de tabique central y separa los distintos usos. Arad crea un circuito en el que se van descubriendo cada uno de los espacios: primero un pasillo, luego la cama, después el baño, el lavabo, el inodoro.

Al fondo, en la mitad posterior, la cama redonda, sugerente y cómoda es de nuevo un diseño del propio Arad para Capellini. Frente a ella, la televisión es en realidad una gran pantalla que se despliega del techo y pone el mundo a disposición del huésped. A la izquierda, el escritorio; a la derecha el baño, del mismo material.

En el baño, cada espacio se independiza del siguiente por un saliente del paramento. A pesar de la continuidad no se renuncia a la lógica independencia. El huésped recorre el espacio sorprendido, como tratando de descubrir nuevas formas detrás de cada rincón.