Restaurantes en los Museos

Después del éxito obtenido por las tiendas ubicadas en los museos desde hace unos años ha surgido un espacio nuevo: el de la cafetería restaurante. Estos espacios que empezaron de una forma tímida, casi como espacios complementarios y de servicio rápido, hoy poseen ya entidad propia y han sido adoptados por muchos museos y otros lo adoptaran en breve.

Como comentábamos en nuestra entrada sobre Ikea, el introducir un restaurante en un comercio o museo aporta una experiencia más a la visita, convirtiéndolos en centros multifuncionales.

Ahora que la cultura se ha democratizado, estos nuevos monstruos de los cuadros, las esculturas e incluso de soportes como el vídeo o Internet se han convertido en centros vivos donde tiene cabida de todo, incluidos los restaurantes, unos establecimientos que, al tiempo que venden exclusividad y elegancia en sus menús, son una excusa perfecta para combinar arte y gastronomía a la hora del la comida o la cena.

Hasta hace poco, en los restaurantes de los museos, como mucho podíamos aspirar a bocadillos fríos o a ensaladas con un aspecto muy poco sugerente. Ahora nos sentamos en sillas de diseño bajo techos acristalados, tomándonos un merecido descanso de tanto arte a golpe de altísima cocina. ¿Qué es lo que ha pasado?

Disfrutar de la alta cocina en un museo es una de las tendencias gastronómicas más evidentes de los últimos años. Los restaurantes de estos nuevos museos son un valor añadido a la oferta artística del centro. Desde las galerías del Sette se puede saborear un café y disfrutar de las vistas de esculturas de grandes artistas; en el Guggenheim Bilbao se descubren las especialidades artísticas que prepara el equipo de Martín Berasategui; el Getty Center ofrece menús acordes con las exposiciones que muestra y en el restaurante del Museo de Arte Moderno de Sintra se prueba un bacalao que sabe a pop art. Conocer el otro arte de un museo es cuestión de gusto.

Algunos museos hacen extensiva la experiencia cultural y el disfrute de la contemplación. Para ello, vinculan los menús a las exposiciones. Porque unos visitantes van deprisa, pero otros se toman tiempo; quizá los que saben que se puede crear arte con la gastronomía (algo que los cocineros de vanguardia ya hacen).

Sirva como ejemplo Madrid donde destacan el del Thyssen- Bornemisza, Con su terraza Mirador en Verano y su cafetería restaurante minimal, durante todo el año, platos con nombres inspirados en cuadros. En el Reina Sofia, dentro del espacio creado por Nouvell, nos encontramos al cocinero Sergi Arola ganador de 2 estrella Michelin, en el Museo del traje con su restaurante “Bokardo”, donde colabora Arzak, la cocina en miniatura en la que se han especializado los responsables del grupo Bokado. Los donostiarras Mikel y Jesús Santamaría realizan con el maestro vasco pinchos y platos especiales; no hay que olvidar la coctelería Terraza del casa America muy agradable para las noches de verano con su cruce de culturas cocteleras y su restaurante Paradís, con entradas independientes, y el espacio culinario del Caixaforum, en un ambiente sin humo y con una celosía moderna que deja ver los tejados madrileños, del que se encarga el Grupo Arturo Cantoblanco (que también oficia en las cocinas del Teatro Real) .


Esto es un ejemplo de lo que ha surgido en este mundo y que se extiende y se va a extender aun más a los principales museos de todas las principales ciudades del mundo. Y es tal su éxito, que ya se ha convertido en una alternativa independiente, a muchos de estos espacios acuden los clientes sin pasar antes por el museo.


Las imágenes que acompañan esta entrada pertenecen a la Brasserie diseñada por Diller+Scofidio en los bajos del edificio Seagram realizado por Mies Van Der Rohe, uno de los elementos del “Museo de Arquitectura” que constituye la ciudad de Nueva York

5 comentarios:

  1. La cafetería de Caixa Forum de Madrid deja mucho que desear en cuanto a calidad y servicio; sin embargo, la del Museo Picasso de Málaga o la del Sofidú son ejemplos a seguir en cuanto a trato, amabilidad y servicio. Lo de los precios es para ir a comer a otra parte en todos los casos.

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  2. Estamos de acuerdo contigo totalmente, y lo del Caixaforum más, Lo del grupo Arturo no tiene nombre, se estan quedando con sitios emblematicos y donde ponen el pie la cagan, a modo de ejemplo una vez estubimos cenando el Teatro Real, el sitio es explendido pero la calidad de la comida con respecto al precio deja mucho que desear

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  3. soy el pesado de pasapoga.
    este restaurante que enseñas, ¿ha tenido una reforma reciente?
    estuve hace un par de años creo. es la braserie barata debajo del Four Seasons, que ese si que no se ha tocado nunca.
    yo creo que este (la braserie, qeu no se como se llama, de Diller y Scofidio) antes tenia la misma disposicion, pero los materiales eran mas calidos, como con mas madera recuerdo. y los asientos eran todos de los 60 o 70, con el cuero ajadisimo y lleno de caracter.
    por otro lado, es un restaurante que está muy bien. es mas barato que muchos de madrid con mas pretensiones (recuerdo haber comido unas hamburguesas estupendas) y va la gente del mismo nivel que al four seasons pero en barato.
    ¿tienes fotos de otro restaurante muy pequeño, tambien en madera, que esta debajo del seagram? es muy bonito y creo que es moderno, porque cuando estuve estaba recien inaugurado.

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  4. queria decir en la Lever House, no en el Seagram

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  5. Si, la reforma es relativamente reciente del 2000,tuvieron que hacerla ya que la brasserie legendaria de 1959, realizada cuando se inaguro el edificio y diseñada por Philip Johnson ubicada en el sótano del edificio Seagram fue destruida en un incendio.

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