Os ofrecemos hoy, dentro de la serie Mirando atrás que dedicamos a arquitecturas e interiores desaparecidos, una entrada dedicada al legendario Café Negresco de Madrid, que se encontraba en la calle Alcalá, junto al Círculo de Bellas Artes y frente a la entrada de la Gran Vía.
La reforma y decoración del café Negresco, fueron encomendadas al arquitecto Jacinto Ortiz Suárez.
Ya a primera vista la fachada de 2 alturas separadas por el letrero metálico y con grandes ventanales con carpintería metálica enrasada al exterior es un ejemplo de la arquitectura racionalista de la época, con grandes ventanales con carpintería metálica enrasada al exterior .
En el interior el arquitecto introduce elementos estructurales metálicos para abrir los espacios en las dos plantas de uso publico, baja y primera, y como algo novedoso para la época, oculta la compleja instalación eléctrica y la ventilación forzada mediante un falso techo de escayola. En la planta sótano se disponen las instalaciones, bodega, almacén etc.
Desde la calle se accedía directamente a una zona de venta de mariscos y fiambres, con bastante olfato comercial, y a continuación se desarrolla el programa del café, en un espacio de gran fondo con una zona de doble altura. Los sistemas de comunicación vertical, escaleras y servicios se disponen en uno de los lados, agrupados, con lo que consigue un espacio amplio y aprovechable.
En cuanto a la decoración interior, os ofrecemos un resumen de un articulo de ABC de la época en el que la describen con profusión de detalles :
Desde la fachada, de un concepto artístico de señorial severidad, hasta los últimos detalles de su disposición, decoración y alumbrado, en el salón-café de la planta baja y en la sala de te-baile del piso del entresuelo, con entradas por el café y por el portal, con ascensor privado, la obra realizada en Negresco por el arquitecto Ortiz, constituye un acierto de concepción y un alarde de originalidad técnica, que ha merecido los mas expresivos elogios.
La fachada en mármol negro Bélgica y granito, está ejecutada por la misma empresa que ha decorado también los interiores con columnas en mármol verde, serpentinas y pilastras y zócalos en mármol nacional ónix, lleva apliques de metal blanco, que resultan de gran elegancia bajo la suave tonalidad de una hábil iluminación. Y a este mismo concepto de la elegancia corresponde, igualmente, el mobiliario, sillería, mesas y divanes, forrados en piel.
La obra de pintura decorativa ha sido realizada, en los tonos mas finos y brillantes, con un trabajo admirable en general, especialmente en el salón de té, en el que, con un originalísimo estuco, se logra una perfecta imitación del pergamino. También ha sido importante la instalación de toda clase de lunas, entre las que llama singularmente la atención del publico la vistosa y originalísima escalera de espejos que une la planta baja con el salón de té.
La suma de todos estos elementos, con los que hay que citar también los distintos aparatos y la instalación frigorífica, había de dar a Negresco un conjunto que hará del elegante café uno de los preferidos por el mas distinguido publico madrileño.
Como en otros casos de los que ya hemos hablado el derribo del café, su desaparición, nos ha dejado sin una obra moderna, con una limpia fachada de vidrio, piedra y metal, y un interior de gran tamaño decorado con elegancia, ejemplo del estilo y buen hacer de una época y de unos profesionales que hubiera merecido la pena conservar.
Muchas de las imagenes interiores que ilustran esta entrada pertenecen a la inestimable hemeroteca del Periodico ABC, uno de los pocos superviventes de aquella epoca. Por otro lado ilustramos la entrada con una pintura de Damian Flores Llanos, que plasma en sus lienzos edificios y antiguos establecimientos de la Ciudad de Madrid, porque al tener color se aprecian mejor los materiales de que estaba realizada la fachada.
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