Joyería Aldao



Desde hace tiempo teníamos guardada en nuestro cajón a medio hacer esta entrada dedicada a una de las joyerías con más historia de Madrid que en estos días cumple su centenario, la Joyería Aldao.

Fundada en 1911 en la calle La sal por el abuelo de los actuales propietarios,
la joyería Fernández-Aldao se traslada en 1920 a la Gran Vía madrileña, una operación realizada con un gran ojo comercial si tenemos en cuenta lo que la zona representa hoy. "Decían que mi abuelo estaba loco porque en aquellos tiempos la calle comercial era Caballero de Gracia", afirma José Luis Fernández-Aldao. "Después continuó mi tía, que a sus 90 años sigue trabajando en la joyería, 72 de ellos de pleno ejercicio profesional", añade.


Progresivamente se han ido incorporando al negocio familiar cuatro de los nietos del fundador y, en la actualidad, hasta dos de sus biznietos, licenciados en Derecho y Económicas. El resto de la treintena de profesionales que trabajan en la empresa son especialistas en gemología, diamantes y relojería. Además de la Joyeria de la Gran Via dispone de dos Corners dentro de algunos centros de El Corte Ingles en Madrid, la familia Fernández-Aldao posee otros dos negocios relacionados con el sector: una importadora de piedras preciosas y una fabrica de joyas. Asimismo, no descartan la posibilidad de abrir nuevas tiendas en Madrid. "Si el mercado nos demanda estar en otras zonas, lo haremos", asegura José Luis Fernández-Aldao.


La Joyería Aldao está especializada en alta joyería, relojería y platería. El 90 por ciento de las piezas de alta joyería que tienen a la venta han sido diseñadas y realizadas por ellos mismos en sus talleres. Los principales materiales que trabajan son el platino, el oro y la plata mientras que en lo relativo a piedras preciosas son el diamante, el rubí, el zafiro y la esmeralda así como otras piedras semipreciosas, la aguamarina y el topacio, siguiendo las tendencias que marca la moda.


En lo que respecta a relojería y platería, comercializan productos procedentes de las marcas más exclusivas y de renombre nacional e internacional. Como servicio adicional, a través de sus técnicos y dibujantes, la Joyería Fernández-Aldao reforma piezas antiguas y repara relojes así como cualquier otra pieza de platería.

Para José Luis Fernández-Aldao, el sector de la joyería comienza a recuperarse poco a poco tras la reciente recesión económica, que ha afectado a todos los sectores. Así queda demostrado no sólo en las ventas de la propia joyería sino también en la gran afluencia de profesionales del sector en eventos como el Salón Iberjoya, que se celebró a principios de año en el Recinto Ferial de Madrid, y el cual preside José Luis Fernández-Aldao desde hace cinco años.


Con el fin de incrementar las ventas, sería indispensable que los profesionales de la joyería se concienciaran de la necesidad de llevar a cabo campañas publicitarias para dar a conocer sus productos. "La joyería tiene que estar más unida a los medios de comunicación para crear un deseo de compra en la gente, una vez se familiarice con el producto", opina.

El ADN de Aldao, discreción, calidad, joyas con personalidad tratadas como obras de arte únicas, control de proceso de principio a fin y afán por satisfacer al cliente más exigente sin fijarse en su nivel adquisitivo.


El interior de este local, decorado con maderas nobles y grandes alfombras, nos transporta a la elegancia y el lujo propios de una clientela fiel aconsejada sabiamente por joyeros de larga tradición, que desde la Belle Epoque han brillado con luz propia dentro de la Gran Vía madrileña.

Se dice que una parte de su interior se conserva desde su inaguración con el rotulo de Perera - Aldao como aparece en las fotografias antiguas que ilutran esta entrada pero lo cierto es que en el año 1957 se remodela la tienda, como aparece en el anuncio del diario ABC, dandole el apecto que luce hoy en dia


Por nuestra parte , aunque admiradores de esta casa y lo que representa, creemos sinceramente que es hora de hacer una pequeña adaptación a los tiempos actuales, pensamos que no se han sabido adaptar a las nuevas formas de venta, y la alta joyería es como los demás sectores, necesita una imagen y que el cliente se sienta a gusto dentro del espacio, en la línea de otras casas de también larga tradición como Suarez o Perodri, que han sabido aunar tradición y modernidad. Esta última tras su reciente ampliación y remodelación ha creado una zona de atención exclusiva en su primera planta y con su “nueva cara” esta consiguiendo un aumento de sus ventas. De hecho aunque sus directivos no digan nada al respecto y digan que las cosas les van bien, han cerrado en este pasado año la tienda propia que tenian en la Calle Velazquez 43 de Madrid.

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