Efecto Local Vacio



¿Cuantos de nosotros cuando hemos ido a tomar algo a un bar o restaurante que no conocíamos, nos lo hemos pensado mejor y no hemos entrado al encontrárnoslo vacío, sin publico?

Esto es a lo que nos referimos con esta denominación de “efecto de local vacío”,
es una reacción que creemos común a casi todos nosotros y que normalmente no se comenta o no se admite de una manera abierta.


Y es que un bar o restaurante vacío a una hora punta y en un día señalado nos transmite una rara sensación, algo tiene que tener malo para estar así, pensamos casi todos, y más todavía si desde el exterior vemos al camarero, o camareros, sin hacer nada y mirándonos impacientes para que entremos. Un efecto similar se produce en otro tipo de establecimientos como las tiendas de ropa y otros artículos cuando son de pequeño tamaño y no tenemos claro que tengan el producto que andamos buscando. En vez de entrar y mirar todo lo que tienen, es posible que no encontremos lo que andamos buscando pero que nos llevemos otra cosa, cuando entramos si es que nos decidimos preguntamos por el artículo y si no salimos corriendo hacia terreno seguro, a otros locales que ya conocemos, ya se sabe “mas vales malo conocido...”.


Esta especie de “miedo al local vacío” fue lo que nos ocurrió este pasado viernes con un pequeño bar que acaban de abrir cerca de la oficina. Después de trabajar algunos viernes solemos salir a dar una vuelta y tomar algo y decidimos acercarnos a conocer ese nuevo local que ha abierto hace unas semanas y que tiene un aspecto muy interesante, al menos por su decoración.

Creemos que no solo a nosotros, por deformación profesional, sino a todos, nos atrae mas un sitio atractivo que invite a entrar, otra cosa es lo que suceda después, de la atención y la comida dependerá que volvamos o no, por muy bonito o atractivo que resulte si esto falla....Nosotros llegamos sobre las 22.00 al citado bar y nos lo encontramos completamente vacío; a través de los amplios ventanales de la fachada era fácil ver que en su interior solo se encontraban los dos camareros esperando que entrara alguien. Nosotros nos quedamos frente a la puerta dudando si entrar o no; mi compañero no estaba muy decidido, pero habíamos ido hasta allí para conocerlo así que al final entramos.


Franquear una puerta a veces no es fácil, de ahí que siempre que sea posible resulte mucho más comercial que no existan éstas o que permanezcan abiertas de par en par.

Una vez dentro la verdad es que nos atendieron estupendamente, (incluso nos agasajaron con algún extra) y pudimos comprobar como a otras personas les ocurría lo mismo que a nosotros al llegar frente al local, y eso que por lo menos nosotros ya habíamos roto el hielo; al final fue entrando más gente, incluso algunos amigos del camarero que hicieron su papel y rellenaron otro tanto, al final el ambiente se fue relajando y ya al final el sitio si bien no estaba del todo lleno le faltó poco. Por nuestra parte quedamos contentos con la experiencia y volveremos.


Durante bastante años por motivos laborales tuve que viajar muy a menudo y pernoctar en muy diversos sitios de España y el extranjero, la mayoría de las veces solo, así que después del trabajo me pateaba la ciudad en busca de un sitio donde cenar o tomar algo. Esa experiencia me ha dado un cierto “sexto sentido” para encontrar algunas joyitas dentro del maremagnum de ofertas de restauración que ofrecen las ciudades.


Lo cierto es que la estética del sitio es uno de los primeros puntos en los que te fijas a la hora de elegir un local u otro, esto no quiere decir que tenga que ser de lo que habitualmente denominamos “de diseño”, o “de moda”, a veces es todo lo contrario, son sitios tradicionales o clásicos, de “toda la vida”, pero todos ellos tienen “algo”, no sabría como explicarlo, pero cuando los ves por fuera ya lo notas, y una vez dentro te sientes a gusto, por iluminación, la música, el ambiente, muchos factores; cuando entras, sin haberte sentado ni pedir nada ya te das cuentas si es el sitio que andas buscando o no, si luego además a todo ello se añaden unos buenos productos y servicio, pasan a formar parte de nuestros habituales.


Todos en ocasiones hemos encontrado pequeñas joyas en sitios perdidos y calles escondidas, y sin “GPS”, guías como la 11870, ni nada por el estilo (que no siempre coinciden con tus gustos personales), a veces es casi por casualidad y lo sentimos como un descubrimiento personal que nos enorgullece recomendar a los amigos que por allí se acerquen.

Las imagenes que ilustran esta entrada corresponden al restaurante de comida rapida Wienerwald Rebrand en Munich diseñado por Ippolito Fleitz Group

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