Huella de Carbono



Ahora que en nuestro país estamos en pleno debate sobre las medidas para disminuir la contaminación del medio ambiente y aumentar el ahorro energético propuestas por nuestro gobierno y que asistimos asombrados a una nueva muestra de la tremenda fuerza de la naturaleza en Japón
, vamos a dedicar esta entrada a esa relación de amor-odio que mantenemos con ella. Si por un lado a todos nos gusta y decimos "amar la naturaleza", por otro no es menos cierto que no pensamos mucho en ella en nuestros hábitos diarios.


La pasada semana en una de las entradas dedicadas a Euroshop hablábamos de que en el stand de Undasch había una calculadora de CO2 que comparaba la huella de carbono de estanterías que se habían producido de varias maneras y en diferentes lugares. Los visitantes podían descubrir en el stand de la feria como se comparaba la huella de carbono de una plataforma productora del Lejano Oriente con una fabrica en Austria que utiliza materiales alternativos.


También hace unos meses en el 3er foro de interiorismo al que asistimos se trató de refilón el tema y se comentaba por parte de los asistentes que “lo verde” estaba muy ligado al el sentido común. Siempre hemos empleado para construir y alimentarnos productos de procedencias próxima, pero ahora parece que nos hemos vuelto todos un poco locos y tratamos de producir, por costos, en lugares bastante alejados de nosotros, con las consecuencias que eso trae consigo.


Eso mismo ya lo habíamos recogido en la entrada sobre “Estrategias muy de moda”, y en la que nuestro amigo y lector Squirrel nos decía:

Empiezo diciendo que procuro no comprar jamás nada fabricado en países muy lejanos y de regimenes políticos dudosos, por varios motivos. En primer lugar porque (puesto que me dedico a la defensa de los derechos humanos), las prendas y productos fabricados en Camboya, China, etc., se hacen en condiciones muy duras para los trabajadores, que carecen de derechos laborales de ningún tipo y cobran una absoluta miseria que no les permitirá salir de la pobreza (en un articulo reciente en "Harper's" hacían un retrato de la producción de prendas textiles en Camboya... tremendo). En segundo lugar por la "huella de carbono": todos los productos son enviados desde distancias muy lejanas por avión o barco, contribuyendo al calentamiento global. Y en tercer lugar porque deslocalizar toda la producción lleva a los países occidentales a la quiebra económica, y eso es algo que se nota aun más en la crisis actual.


Ahora que parece que cada vez existe mayor preocupación por el medio ambiente, la huella de CO2 es un factor a tener en cuenta y que puede hacer declinar la balanza por uno u otro producto, ¿Pero que es eso de la huella de CO2?



El cambio climático, provocado por la emisión de Gases de Efecto Invernadero y en especial del CO2, es el azote de nuestro tiempo y existen evidencias considerables de que la mayor parte del calentamiento global ha sido causado por las actividades humanas. Hoy día, casi todas las actividades que realizamos (movilidad, alimentación, etc.) y bienes que poseemos y utilizamos (bienes de consumo, hogar, etc.) implican consumir energía, lo que significa contribuir a las emisiones a la atmósfera.


La huella de carbono, representa una medida para la contribución de las organizaciones a ser entidades socialmente responsables y un elemento más de concienciación para que los ciudadanos asuman prácticas más sostenibles.

Con esta iniciativa se pretende cuantificar la cantidad de emisiones de Gases Efecto Invernadero, medidas en emisiones de CO2 equivalente, que son liberadas a la atmósfera debido a nuestras actividades cotidianas o a la comercialización de un producto. Este análisis abarca todas las actividades de su ciclo de vida (desde la adquisición de las materias primas hasta su gestión como residuo) permitiendo a los consumidores decidir qué alimentos comprar en base a la contaminación generada como resultado de los procesos por los que ha pasado.


En este sentido, algunas empresas están empezando a etiquetar sus productos con la llamada “etiqueta de la huella de carbono”. A través de esta etiqueta, los consumidores podemos conocer la cantidad de CO2 y otros gases de efecto invernadero emitidos como parte de la fabricación, distribución, utilización y eliminación de un producto.


Como mostrábamos al principio con el ejemplo de Euroshop, para algunos productos incluso se compara su huella de CO2 con la de otros productos similares, de modo que los consumidores podamos así escoger aquel producto con una menor huella. De esta manera, nosotros, las personas, a través de nuestras hábitos de compra y de consumo, también podemos contribuir a cambiar el mundo.

Las imagenes que ilustran esta entrada corresponden al Stand que la firma de Instalaciones Vizona perteneciente al grupo Vitra, tenia en la Feria Euroshop de este año.

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